Paralizada frente a la puerta de tu casa, con un conejo muerto en cada mano, esperé a que amaneciera.
Al final, cogiendo los dos conejos muertos con una de mis manos, pulsé el timbre.
Nadie contestó.
No estabas.
Todo esto para nada.
Quieren que hable de mi país
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Quieren que hable de mi país, que diga
*¡Los políticos tienen pulgas! ¡Malos!*
*¡Abajo de los bancos y las bancas!*
¿Pero cómo hablar de frontera alguna
si ...
1 comentario:
Por favor déjame decirte que he quedado anonadado. Qué diablos voy a comentar!
Abrz.
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