Ha llegado una plaga de serpientes a mi cuerpo.
Me registran,
buscan al hombre barco.
Hiedra amarilla sigue naciendo de los restos
y las rocas vuelven a temblar.
Rumores de la infancia se estancan y miran desafiantes,
así que hoy, la eternidad es mi única guarida.
Mañana una lluvia de humo hará crecer la llama cotidiana,
el río seco arderá,
los perros galoparán hasta romperse
y con las horas se irán deshaciendo las riberas, los montes y los cielos.
No llegarán,
no llegarán los vientos del norte, gritó el hombre barco.
Pero mis piernas esperan.
Todo está en calma.
Quieren que hable de mi país
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Quieren que hable de mi país, que diga
*¡Los políticos tienen pulgas! ¡Malos!*
*¡Abajo de los bancos y las bancas!*
¿Pero cómo hablar de frontera alguna
si ...