Que crezca la leche y brote del cazo.





viernes, 29 de octubre de 2010

Los volcanes ansían el hielo

Hubo una noche que el cielo ardió mientras me mirabas
y mañana me salvarás del infierno.
Comienzo interestelar entre un seco paisaje y mantas viejas.
Busca en el extranjero todo lo que yo te doy,

y verás que no encuentras mi tierra húmeda y férti para alimentar un nuevo ganado.

Porque no soy de nadie, quiero subir tus interminables colinas.
Y beber,
beber y beber,
hasta hartarme de tus eternos ríos de lava.


Sólo somos incandescente roca fundida
que busca su hueco
para derramarse.
Un nuevo hogar.


Y todo grita, que de nuevo, no es tiempo para el amor.
Pero ojalá la vida tuviera mas de ti y menos anhelo de olvido.
Desaparezco por tu boca para buscar cosas mías por ahí,
como si ya hubiese peregrinado por ti antes,
entablaré conversaciones de ascensor con mi propio eco
y trataré de crear mi tranquila revolución.


Destino de alcornoques y palomitas de maíz,
eso tenemos.


Se va muriendo la tarde entre tus manos, 
deja que llegue el invierno.

2 comentarios:

Laia dijo...

Querida Rocío, descubrí tu poesía a través de las emocionadas lecturas de tu compañero de viaje. Su voz temblorosa, rebosante de amor y anhelo, trajo hasta mis oídos la música perfecta de tu poesía. Enhorabuena. Por tus palabras, vuestro viaje y el libro. Un abrazo

Rocío Álvarez Albizuri dijo...

Muchísimas gracias Laia. Me ha encantado encontrar tus palabras. Escuché hablar mucho de ti, a ver si nos conocemos pronto.

Un abrazo fuerte.