Pecho malva, el vientre amarillo, el collar turquesa y el manto verde. Son pájaros exóticos alegres y vivaces, pero cuentan con un inconveniente, son más sensibles a la humedad y al frío. Dimorfismo sexual poco evidente. Se desplazan en grupos poco numerosos o en pareja buscando insectos y espigas de hierbas.
¡Y para celebrarlo, dos poemas de amor!
Tu nombre
Estiraré tu piel hasta que en ella ponga mi nombre
Y si es necesario, esperaré y observaré desde el pasto mi propia caída
Me has hecho florecer en pleno enero,
tierra fértil ya ardida.
Podé hasta las raíces
que resultaron ser de oro.
Por ti, aquí, está naciendo una palabra,
pero te debo aún más que una palabra.
Te debo mi otra piel,
la antigua y aún presente,
algo insípida por la sequía del sol.
Te debo mi otra piel y la nueva te la doy,
La nueva que va saliendo,
tierna y clara.
Esa
es sólo tuya.
Esa
tiene tu nombre.
Será difícil no amarte estando lejos
Será difícil no amarte estando lejos,
viviendo debajo de mi cama,
o no existiendo.
Será difícil no amarte cuando caminas.
O cuando buscas
Cuando descansas.
O cuando cantas.
También
será difícil no amarte aún doliendo o aún quemando
Será difícil no amarte al verte persiguiendo a los árboles,
o rezando en el jardín.
Robando sus nidos a los pájaros ligeros
o quemando mañana mis poemas
Será difícil no amarte a susurros
si hay tormenta.
No amarte a ganas
cuidando tu cuerpo.
No amarte a gritos
al ver tus manos compactas extendidas.
No amarte de dolor
si despedazas el viento.